Sunya Kjolhede sensei comenzó a
practicar budismo Zen con el conocido roshi Philip Kapleau en el Rochester Zen
Center en 1970.
A lo largo de los años paso de
ser una practicante decidida a una discípula. Mientras continuaba con el
estudio del Dharma y su entrenamiento, desempeñaba el rol de mamá de sus cuatro
hijos, dejando tiemplo extra para trabajos con niños en centros hospitalarios.
En el mes de agosto de 1995, recibió
la transmisión del Dharma de su maestro Kapleau y junto a su esposo Lawson
Sachter (también heredero de Dharma de Philip Kapleau), más tarde juntos
fundaron la Windhorse Zen Community.
Sensei Sunya han practicado Zen
durante más de 45 años, y han realizado sesshins, conferencias y talleres en
los Estados Unidos, México y en el extranjero. Junto con estas actividades viaja
regularmente a Polonia, donde se desempeña como directora espiritual del Centro Zen Bodhidharma, una comunidad Zen polaca fundada por Roshi Kapleau en 1975.
Sunya y su esposo Lawson están
casados y tienen cuatro hijos adultos y cinco nietos.
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El siguiente texto es la traducción al español de "Qiyuan Gives Birth" con comentarios de Sunya sensei del libro The Hidden Lamp (Stories from Twenty-five Centuries of Awakened Women) editado por F. Caplow y S. Moon.
Qiyuan da a luz
El maestro Shiche le preguntó a su discípula, la monja Qiyuan Xinggang, “La naturaleza de Buda no es ilusoria. ¿Cómo era cuando estabas nutriendo al embrión espiritual?”
Qiyuan respondió, “Se siente congelado, profundo y solitario”.
Siche dijo, “Cuando diste a luz al embrión, ¿Cómo fue?”.
Qiyuan dijo, “Fue como estar completamente desnuda.”
Siche dijo, “Cuando conociste al Buddha, ¿Cómo fue?”
Qiyuan dijo “Aproveché la oportunidad de conocerlo cara a cara”
Shiche respondió, “¡Bien! ¡Bien! Tú serás un modelo de otros en el futuro”.
REFLEXION DE SUNYA KYOLHEDE
Cuando leí por primera vez este dialogo entre Shiche y Qiyuan, con la potente frase “nutriendo al embrión espiritual”, algunas experiencias del pasado asaltaron mi mente inmediatamente.
En mi primera sesshin, cuando tenía diecinueve años, súbitamente me sentí como si fuese envuelta en un misterioso proceso de nacimiento. Acababa de comenzar a trabajar con el koan “Mu” (El caso 1 de La Barrera sin Puerta), que de alguna forma Mu – de hecho, todo el universo - parecía haberse concentrado en su totalidad en mi propio vientre y estar girando a su alrededor. De un modo específicamente físico sentía que algo estaba intentando nacer a través de mí. En ese entonces no tenía idea qué estaba sucediendo. Era una experiencia intensa y confusa particularmente para alguien tan inmadura y carente de instinto maternal.
Tal vez porque me pareció tan extraño, nunca lo mencioné a mi maestro, Philip Kapleau, en nuestros dokusans rápidos (entrevistas privadas Dharma). No había nada como esto en las prometedoras historias de iluminación que había leído. Aunque sí podía expresar qué era lo que estaba sintiendo, nunca se me ocurrió que algún hombre lo relacionase con ello. Y sin embargo, mirando hacia atrás creo que el Roshi hubiese comprendido. Qué metáfora perfecta para la práctica Zen: ¡dar a luz al Nonacido, A nuestro propio Sin ego!
“Nutriendo al embrión espiritual” una frase adoptada de las enseñanzas Taoistas que ha sido usada en el Zen por largo tiempo y que hace referencia a la profundización y maduración de la práctica. Sin embargo, otros pudieron haberla usado, para muchas mujeres, una imagen como esta es más accesible que el tradicional consejo de “atravesar a Mu como si fueses una perforadora de hierro”, o las supuestas palabras de Buda, “Es como un hombre fuerte presionando hacia abajo sobre otro más débil”
Recuerdo el punto de inflexión, en otro sesshin de siete días en el que reconocí que ninguna de estas imágenes tan masculinas estaba siendo efectiva en mí. Fue entonces cuando tuve la confianza para apartarlas a todas y encontrar mi propia forma. Reconocí que trabajar con Mu, era como rendirse y fundirse con un amante. Permitiendo que Mu camine, permitiendo que Mu coma, permitiendo que Mu haga todo… Repentinamente la práctica se abrió, cambiando a algo vivo, sustancioso e intensamente íntimo.
Por otra parte, la respuesta de Qiyuan a su maestro: “Se sentía congelado, profundo y solitario”. Cualquiera que, aunque solo por un momento se haya encontrado a sí misma en la oscuridad radiante de la meditación reconocerá al momento qué es lo que esta monja expresa con estas pocas, pero potentes palabras. “Congelado, profundo y solitario” hermosos indicios del estado donde la mente se encuentra si misma empujada hacia el mismo corazón del universo. Como un cuerpo celestial dejando su órbita familiar y entrando al campo gravitacional de un enorme planeta. Solamente la respiración, solamente Mu. Todo el sentido de “mí mismo” y el mundo de “ahí fuera” se quema al contacto con este poderoso campo de fuerza.
A través de la práctica sincera nos hacemos más y más simples, claros y vacíos. Como una gran escoba, la práctica misma barre directamente sobre las motivaciones contaminadas de nuestro ego, limpiando nuestros corazones y nuestras mentes. Fui a cada sesshin que pude en aquel primer año. Entonces, temprano en la última mañana de una sesshin de una semana de duración, luego de trabajar en Mu durante la noche, me encontré a mí misma en dokusan, sintiéndome en la “completa desnudez del despojo”. Recuerdo que estando aturdida le pregunté a mi maestro, “Realmente, ¿puede ser tan sencillo?”. Me refería a “sencillo” como “obvio”, más aún, en el sentido de “nada especial”. ¡Solamente entonces me di cuenta cuan intensamente había esperado y anhelado algo glorioso, algo para gritar, un distintivo de excelencia! -
Aquella tarde, al momento del sonido de la última campanada anunciando el final del último dokusan de la sesshin, Mu se abrió de par en par. Nada volvería nuevamente a ser lo mismo. Así como más tarde lo experimenté cuando di a luz a mis hijos, tú debes simplemente dejar de estorbar y dejar que el gran misterio se desenvuelva. En un sentido, todos estamos preñados de esta maravillosa naturaleza de buda. Pero paradójicamente hasta que no le permitamos que se manifieste completamente a través de nosotros, permanecerá solamente como un embrión, solamente un potencial.
Y una vez que tengamos al menos un destello de esta verdad, toda nuestra vida se convierte en una oportunidad para “conocerlo cara a cara”. Pasando por la cola del cajero de un supermercado, haciendo senderismo con niños en el bosque, saludando la salida del sol, cocinando al vapor los vegetales, sentando en zazen… ¿Aprovecharemos estas oportunidades o no? Todo depende de cómo respondamos esta pregunta, no con palabras y explicaciones, sino con todo nuestro ser, momento a momento.
Agradecimientos
Sensei Daniel Terragno - Maru Gil - Guillermo Stilstein
Referencias
http://clearwaterzencenter.org/default.html
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